La sartén por el mango

lunes, abril 24, 2006

China con mucha altura

La cara de Mao Tse Tung, que recuerda las épocas más rojas del comunismo chino, se torna amable esta vez para dar la bienvenida a los comensales en China Club, un nuevo restaurante ubicado, para sorpresa de muchos, en el tercer piso del centro comercial El Retiro, en la Zona Rosa de Bogotá. Y digo que sorprende porque uno tiene la idea de que en un centro comercial la opción es una atestada y ruidosa rotonda de comidas rápidas. Pues este no es el caso. Todo lo contrario.

El local elegantemente industrial, urbano, dominado por el rojo, el negro y los metales, y diseñado por Miguel Soto, ocupa una terraza que en el día se abre hacia una vista fabulosa de la ciudad. El lunar –lástima grande-, es que no cuenta con baño propio, así que uno debe pasear por el centro comercial cada vez que lo necesita.

Esa noche la música fue un chill out suave, sostenido y pegajoso, a una altura adecuada para la conversación, humedecida con un par de cervezas Asahi. Elegimos entre los dumplings (pasabocas chinos) las prawn balls, albóndigas de camarón rebozadas y fritas; y de las entradas optamos por los wontons de lomo y camarón con salsa de chili: cuatro piezas consistentes, de suave picante y enmarañadas entre raíces chinas crocantes y apenas tocadas por el fuego.

Mi compañera, una buena amiga adicta como yo a la comida asiática, intentó como fuerte los szechuan shrimps, a pesar de la previa advertencia del mesero, ya que la cocina szechuan es famosa por ser caliente, picante y muy condimentada. Pero este plato contradijo el principio y a cambio de los aguijones del chile se presentó con una discreta salsa agridulce. Yo preferí el mero al vapor con salsa de fríjol negro, cubierto con julianas de cebolla y jengibre, y nadando en un hermoso plato oblongo con salsa de soya. La presentación me dejó encantado, pero al asumir el primer bocado vino lo mejor: una carne suave, tierna y jugosa, con esa textura que aporta la vaporera de bambú, y una explosión de sabores en la boca: perfectamente reconocible el perfume del jengibre al unísono con la sal de la soya.

Existen pequeños detalles, casi imperceptibles para el ojo ingenuo, que elevan la categoría de un restaurante. En China Club, por ejemplo, la vajilla es digna de comentar, es moderna, de diseño limpio y formas inesperadas, y da la impresión de que cada plato fue creado según las exigencias de la preparación que va a alojar. Y otro detalle más: Me encanta encontrar meseros tan impecablemente uniformados. Si se formaran en fila parecerían miembros de algún antiguo ejército chino.

Para terminar la noche, un helado casero de jengibre, una de las pocas opciones de postres que, por cierto, no figuran en la carta. El dueño del lugar, que se mantuvo todo el tiempo paseando de mesa en mesa para saludar a los comensales, me explicó que los postres son su lado flaco, y valoro su honestidad. Sin embargo, el helado estuvo cremoso y refrescante, ideal para acompañar un té verde servido en exquisitas tazas chinas y una galletita de la fortuna cuyo mensaje me hizo pensar en el futuro que me espera: “No todo está perdido aún”.

China Club.
Dirección: Centro Comercial El Retiro, tercer piso.
Teléfono: 376 4251.

teodoromadureira@hotmail.com

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2 Comments:

  • I'm impressed with your site, very nice graphics!
    »

    By Anonymous Anónimo, at 4:56 p.m.  

  • Very pretty design! Keep up the good work. Thanks.
    »

    By Anonymous Anónimo, at 12:12 p.m.  

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